Caricia
Madre, madre, tú me besas,
Si la abeja se entra al lirio,
Yo te miro, yo te miro
El estanque copia todo
Los ojitos que me diste
Como escuchase un llanto, me paré en el repecho
La madre se tardó, curvada en el barbecho;
Por la ventana abierta la luna nos miraba.
Y cuando la mujer, trémula, abrió la puerta,
Gabriela Mistral
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...
El niño solo
Gabriela Mistral
y me acerqué a la puerta del rancho del camino.
Un niño de ojos dulces me miró desde el lecho.
¡Y una ternura inmensa me embriagó como un vino!
el niño, al despertar, buscó el pezón de la rosa
y rompió en llanto... Yo lo estreché contra el pecho,
y una canción de cuna me subió, temblorosa...
El niño ya dormía, y la canción bañaba,
como otro resplandor, mi pecho enriquecido...
me vería en el rostro tanta ventura cierta
¡que me dejó el infante en los brazos dormido!
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